¿QUÉ NOS ENSEÑA PERDER?

“No existe una biografía sin heridas.

Las derrotas y cómo encajarlas son lo más decisivo en cualquier trayectoria”

Marian Rojas Estapé

El primer paso para entender como lidiar con una pérdida, sea en cualquiera de sus tipos, (enfermedad, trabajo, ruptura amorosa, muerte o metas no alcanzadas) es reconocer su presencia en nuestras vidas. En la trayectoria del ser humano su vida va acompañada de ganancias y pérdidas, “todo cambio implica una pérdida del mismo modo que cualquier pérdida es imposible sin un cambio” Neimeyer, R (2000, p. 27). Aceptar la presencia de ambas realidades, ganar y perder, como parte de los cambios perennes de la vida, nos quita una primera venda de los ojos, “la incerteza de volver a fallar/perder”, venda que nos distrae de enfocarnos en lo que podría acercarnos a nuestros objetivos de bienestar. Hacer las paces con el miedo a perder puede ser liberador, y nos permite reenfocar la energía hacía acciones más provechosas.

El segundo es reconocer que cada proceso de pérdida es único en tiempo y forma, hablar de etapas, como si se tratara de una transición natural y sin esfuerzo podría ser una trampa que nos invita a mantener la fe en la comodidad del tiempo (“el tiempo todo lo cura”) o a juzgar ciegamente nuestro propio proceso. Abrazar la singularidad de nuestro propio dolor, nos abre espacio en la mente y emoción, para accionar con responsabilidad en el camino de la recuperación. Sentirnos confundidos y evitativos ante la experiencia del dolor es parte de ser humanos, llevar el peso de la pérdida en el cuerpo (energía baja, llanto, insomnio, problemas para concentrarnos) es otro recordatorio de nuestra naturaleza humana, a medida que vamos asimilando la marea de emociones ante lo perdido podemos reenfocar nuestra mente y redirigir nuestro camino.

Finalmente, ser conscientes de nuestro protagonismo en nuestra propia vida, nos recuerda qué ante el dolor aún tenemos elección, el proceso de aceptación y reajuste después de perder algo o alguien, puede verse como una serie de desafíos por afrontar o por huir, pero cómo diría Carl Jung “no podemos cambiar lo que no afrontamos”. Perder nos puede enseñar a ser más compasivos entre nosotros y con nosotros mismos; así como, transitar en el reto de “aceptar la realidad de la pérdida”, “trabajar en las emociones”, “adaptarnos a la nueva realidad en ausencia de lo perdido” y “recolocarnos emocionalmente para continuar viviendo”, son peldaños que podemos aprender a subir un paso a la vez, de la mano y orientación de un terapeuta.

¿Te gustaría aprender cómo?

Lic. Brunella Bruno – Psicoterapeuta

REFERENCIAS:

  • Neimeyer, R (2000). Aprender de la pérdida. Paidós.
  • Rojas, M (2024). Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Espasa.

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